Ya entrado en la época de los 30s y luego de haber
vivido varios años en el mundo de los proyectos (primero como consultor y
recientemente como líder de proyectos), he decidido hacer este pequeño relato a
modo muy personal sobre aquellas cosas que considero (muy a mi juicio) que debe
tener no solo un equipo de trabajo, sino también la organización para poder
explotar las virtudes de un grupo y llevarlos a ser un equipo de alto
desempeño.
Un equipo de trabajo se compone por personas,
aquellas que se distribuyen de profesionales con los conocimientos teóricos adquiridos
en la educación y vida profesional; y los empíricos, aquellos cuyo conocimiento
se los ha dado la vida y uno que otro golpe al cometer errores que lo ayudan a
crecer. Teniendo en cuenta esta premisa, en la cual un equipo de trabajo se
compone de PERSONAS, es importante ver que podemos hacer para que estas
personas se sientan a gusto con lo que hacen y también con quien lo hacen. En
mi vida laboral he tenido el gusto de trabajar con muchas personas, que solo su
presencia te alegra la vida; pero también el disgusto de estar al lado, al
frente y hasta de colaborador (subordinado) de otras que pueden tener
experiencia, pero no las habilidades blandas necesarias para mantener un equipo
de trabajo y mucho menos incitarlo a ser de alto desempeño.
Es cierto que para que un equipo de trabajo pueda
desarrollarse con alto desempeño debe conocer los objetivos organizacionales y
más aún los objetivos directos del proyecto o labor que están realizando. De
esta forma el equipo puede poner sus esfuerzos en la consecución de dichos objetivos
y lograr de esta forma cumplir con su labor.
También es cierto que para que un equipo de alto
desempeño pueda serlo, es importante que las personas que lo compongan tengan
las capacidades y competencias necesarias para la labor que van a realizar, ya
sea dentro de la organización como en la vinculación a cualquier proyecto en el
cual se le visualice. Esta parte cubre el empoderamiento que le podamos dar al
equipo para que sean autónomos en la gestión de su trabajo, pero sin descuidar
la labor de seguimiento del líder del equipo.
Sin embargo, mi opinión personal es que puedes
tener un equipo que conozca los objetivos de su trabajo y que tenga las
capacidades para realizar la labor, pero si el equipo no tiene motivación, si
siente que la organización lo está descuidando, si siente que no tiene con
quien dialogar situaciones ya sea laborales o incluso personales; o si siente
que la organización lo está explotando cargándolo de trabajo con la razón de
que “Eres un empleado de confianza”, simplemente esa persona no va a rendir. Y con
solo una persona del equipo que sienta estas condiciones, es suficiente para
que el desempeño del equipo baje notoriamente.
En esta parte, nosotros como Gerentes, Directores o
Líderes de Proyectos, debemos asegurarnos que nuestro equipo de trabajo esté
ampliamente motivado y en esta parte entra mucho en juego como sepamos explotar
nuestras habilidades blandas (o interpersonales), pues de ellas va a depender
como podamos sortear todas las múltiples situaciones que se nos pueden
presentar diariamente con el manejo de los equipos.
Por eso, como lo dice la frase célebre:
“El éxito no se logra sólo con
cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de
organización.” (Victor Hugo)
No es tanto las cualidades que tenga un equipo de
trabajo, sino como nosotros como directivos y guías logramos hacer que nuestros
colaboradores DESEEN realizar
las labores en pro del beneficio mutuo con constancia, método y organización.


